La suma de todos los miedos

* Por Ximena Jara, socia directora de Factor Crítico. Columna publicada en La Segunda (24 de abril 2023).

En medio de la Enade, Franco Parisi y Rodolfo Carter se dieron la mano ante las cámaras. El evento, elitista por definición, servía, sin embargo, para hablar de la clase media. “Ha luchado por la clase media y la clase media emergente. Es un tremendo ejemplo”, decía Parisi de Carter; “representa a un Chile que la clase política no ha querido oír”, decía Carter de Parisi.

En paralelo, cunden los coqueteos para alianzas futuras. Parisi sugiere una primaria con Carter y Jiles; Carter tira el tejo pasado, buscando sumar a Kast, a Demócratas, a Amarillos y a todos los chilenos “de voluntad” que votaron rechazo en septiembre.  

El marco ideológico es vago, pero poco importa. La narrativa es anti élites, especialmente anti cúpulas políticas. Se plantean como la alternativa de poder para los que no tienen poder, en un despliegue seductor y bien diseñado, que ocupa principalmente redes sociales, que se anuda con influencers y youtubers. La clase media es el trofeo. “Somos los que tenemos que acampar fuera de los colegios”; “somos los que tenemos que esperar dos años una operación en el sistema público”; “somos los que esperamos media hora la micro”. Plantean una mirada inmediatista de las políticas públicas (expulsión de migrantes, retiros de fondos previsionales) que busca desperfilar los clivajes tradicionales en torno a los cuales se han posicionado los partidos.

Las elecciones del 7 de mayo son una fecha importante para medir fuerzas, y muchos esperan que, junto con Republicanos, queden en una posición aventajada respecto de los partidos tradicionales. Si los guiños entre estos dos mundos continúan, no es raro que decidan sumar empeños.

Basta mirar fuera de Chile para ver lo que grupos de este tipo pueden generar en las democracias; lo sabe Estados Unidos, lo ve crecer Italia, lo teme Alemania, lo vive El Salvador, lo sufre Brasil, lo mira acercarse Argentina. No es solo izquierdas versus derechas. Cada vez más, es democracia versus sus amenazas.

El funcionamiento institucional del Estado y el respeto irrestricto al Estado de Derecho no son formalismos anquilosados; son la única garantía que tienen ciudadanas y ciudadanos contra la omnipotencia de las instituciones. Mientras Bukele crece en conocimiento y aprobación, en una cuidada mezcla de políticas efectistas y videos de acción, y en Estados Unidos las divisiones se hacer más hondas, la pregunta es qué hacen los partidos democráticos en Chile.

Generar narrativas que convoquen desde la preocupación y la escucha genuina de amplios grupos postergados y con incertidumbres profundas es urgente para la centroizquierda y para la centroderecha. Las divisiones internas y las versiones encontradas solo reman en contra, en este empeño. La fuerza de los acuerdos y sus resultados para ofrecer respuestas en materia de seguridad, de impuestos, de pensiones, de salarios o de salud es, en este panorama, mucho más que una victoria sectorial: es la demostración de que las tramas democráticas son siempre preferibles en nuestra propia historia.

Enzo Abbagliati