Microrrelatos en tiempos de posverdad
Por Enzo Abbagliati, Director Ejecutivo de Factor Crítico.
A la derecha, en esta foto, Álvaro Corbalán, uno de los más siniestros personajes de la Dictadura chilena. A su izquierda, el subprefecto de Investigaciones, Miguel Jara Sáez. La imagen capta un momento en el proceso de la histórica primera detención de Corbalán, ordenado por la jueza Dobra Lusic en una de las tantas causas por violaciones a los derechos humanos que ha enfrentado.
Desde ayer lunes, la foto ha circulado profusamente en redes sociales. Pero contando otra historia. Según esa versión, y aprovechando un cierto parecido físico, quien está a la izquierda es Mauricio Rojas, el ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio por 90 horas.
La segunda versión ha tenido mayor difusión. Los que la compartieron inicialmente, supieron subirse a la ola. La indignación ciudadana provocada por las palabras del ahora exministro sobre el Museo de la Memoria, eran momento propicio. Los filtros de las personas estaban ya algo agotados ante tanta información que el episodio había generado en redes desde el sábado, y cualquier cosa podía superarlos con facilidad. Quienes iniciaron la viralización pasaron gato por liebre -no sé si de manera intencional o por error. Paradójicamente, cayeron en lo mismo que criticaron de Rojas en su opinión sobre el Museo: actuaron con el juicio “atontado”.
Algunos estudios ya han analizado cómo la información falsa tiene mayor potencial de viralización que los contenidos posteriores que tratan de corregirla. Como veíamos en una entrada anterior, si la conversación en redes importa, más importa cuando en ella circulan retazos de contenido que construyen imágenes distorsionadas de la realidad.
En época de creación y difusión distribuida de información, en la que las redes nos convierten a todos en medios de comunicación, los grandes relatos se construyen, como nunca antes, de manera colaborativa. Para bien y para mal. Todos somos responsables de su veracidad, en la medida en que aportemos con un tweet, una historia en Instagram o una foto en Facebook, porque hoy los grandes relatos no los construyen sólo los liderazgos y las empresas a través de costosas campañas de comunicaciones y marketing. Hoy, los grandes relatos públicos se levantan a partir de infinitos microrrelatos que contamos cada uno de nosotros en tiempo real. Los ciudadanos, ¿seremos agentes de la posverdad o contribuiremos a una sociedad mejor informada?
Y los relatos que sometemos a juicio y prejuicio de los demás, ¿cuán preparados están para resistir los embates de la hiperinformación?
Créditos Fotografía: Archivo Diario La Nación, Universidad Diego Portales
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