Tres razones por las que debes borrar la información falsa de tus redes

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Por Enzo Abbagliati, Director Ejecutivo de Factor Crítico

El episodio de la foto en la que falsamente se afirmaba que estaba el exministro Rojas, llevó la semana pasada a muchos usuarios de redes sociales que la habían compartido a publicar, en forma posterior, mensajes reconociendo que habían cometido un error. Sin embargo, no todos borraron el posteo original. 

La pregunta que debemos responder al detectar que hemos publicado una información falsa es si borramos o no ese contenido. Obviamente, esta pregunta sólo tiene sentido si no actuamos de mala fe, buscando de manera intencional generar desinformación.

La respuesta a la pregunta es un rotundo sí. La información falsa que hemos publicado debemos eliminarla de nuestras cuentas o perfiles, principalmente por tres razones.

La primera razón: la información falsa circula de manera más rápida que la verdadera en redes sociales y más que las aclaraciones posteriores que hagamos. Un estudio del MIT analizó más de 120.000 noticias del período 2006-2017 y llegó a la conclusión que las noticias falsas tienen una media de viralización un 70% mayor que las verdaderas y, al mismo tiempo, demoran seis veces menos en llegar al umbral de 1.500 personas de alcance en Twitter. Además, contrario al mito que se ha ido consolidando en el último tiempo, estableció que son las personas, no las cuentas bot, las que más difunden la información falsa en redes. Junto con ello, cualquier ejercicio sencillo, permite afirmar que una aclaración o rectificación que publiquemos en nuestras redes, tendrá casi siempre un alcance menor a la noticia falsa que compartimos. Por eso, es esencial que borremos ese contenido, para evitar seguir contribuyendo a su difusión. Nuestro error siempre tendrá una mayor visibilidad que nuestra disculpa.

La segunda razón es una contribución a la convivencia cívica. Las redes sociales, por sus lógicas de operación, fomentan la polarización del debate público. Al participar en ellas, debemos ser conscientes de que lo que compartimos tiende a reforzar los puntos de vista de personas que tienen ideas similares a las nuestras y reduce nuestra exposición a la diversidad, lo que algunos análisis plantean estaría afectando a la democracia. Ejercer nuestra ciudadanía en redes es un acto de responsabilidad continua. Cada pedazo de información que compartimos aporta o daña la convivencia, y si publicamos información falsa nos ponemos del lado equivocado.

La tercera razón es la que, en el plano personal, más nos debe preocupar: nuestra identidad digital es una especie de puzzle que los otros van armando de nosotros a partir de las opiniones que publicamos, las fotos que subimos o los comentarios que dejamos en las redes en contenidos de otras personas e instituciones. Sea deliberado o no, somos lo que publicamos, una huella que además es fácilmente rastreable y que, cada vez de forma más frecuente, alguien revisa cuando, por ejemplo, postulamos a un trabajo. ¿Qué imagen se hace quien está evaluando nuestro perfil y detecta que sistemáticamente compartimos informaciones falsas? ¿Seremos una persona confiable para el puesto al que queremos llegar?

Entonces, la próxima vez que reconozcas haber publicado una información falsa en alguna de tus redes, ¿qué harás?

Créditos Fotografía: Carol VanHook

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Enzo Abbagliati