¿Por qué queremos un relato?

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Por Ximena Jara, Directora de Factor Crítico.

Hasta hace poco, para una empresa, una organización o un liderazgo, bastaba con ofrecer un buen producto o servicio, o cumplir adecuadamente una función, para que las proyecciones comerciales u organizacionales fueran exitosas. Actualmente, sin embargo, la distinción de una marca, de una institución, de un líder, dependen también, de modo definitivo, de la identidad que sean capaces de construir y socializar. Es decir: de los valores que sustente y a partir de los cuales se defina.

Y si el espacio de los valores relevantes para una organización o marca antes dependían del área de marketing, crecientemente han pasado a ser un tema más transversal y estratégico. A partir de la cercanía con las marcas que se ha generado a través de las redes sociales, y de los cambios en los patrones de consumo, que permiten saltarse fácilmente la publicidad y prescindir de ella, los espacios en los que la identidad de una organización se hace presente dejan de ser episódicos y comienzan a ser permanentes. A ello se suma la sobreexposición de los mensajes y acciones de una organización, gracias a las nuevas tecnologías: todo es susceptible de exponerse.

A partir de estos cambios mayores, la necesidad de coherencia en las diferentes acciones, mensajes y relaciones que establezca una marca, una ONG, un líder público destacado, se vuelve el primer imperativo. No podemos contar historias diferentes, sino una gran historia, un relato, con diversas hebras, consistentes entre sí.

La construcción de un relato comprensible, transversal, orgánico y a la vez dinámico, comienza a ser una necesidad creciente, que excede las posibilidades del marketing, que involucra otras áreas y que ciertamente no se agota en los conocidos “misión” y “visión” de una organización.

Es una tarea de mirada interna y externa, de confrontación de discursos, de estructuración de prioridades, de detección de nudos ciegos y de vetas a partir de las cuales proyectarse. De la idoneidad de esa tarea, depende ya no la foto que mostramos a los competidores, a la sociedad, a los ciudadanos o consumidores. De la idoneidad de esa tarea depende la reputación desde la cual enarbolamos nuestras conversaciones en el ámbito público y empresarial, el liderazgo que somos capaces de construir y el modo en que seremos recibidos en cada mensaje o interacción.

Créditos fotografía: byrev

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Enzo Abbagliati